POTAJE

Hoy la introducción a este plato va a ser muy corta porque la receta es un poco larga, muy fácil, pero larga de explicar. Unicamente deciros que llevo haciendo potaje tan solo desde hace cinco años, siempre lo hacía mi madre y yo me limitaba a confiscar los tuper, calentar y comer. Os podéis imaginar que es de esas recetas que me traen muchos recuerdos, la verdad es que se agolpan un montón de sentimientos cuando ahora soy yo la que le da los tuper con potaje a mi padre.

Ingredientes

* Medio kilo de garbanzos (unas veces uso Pedrosillano y otras Fuentesaúco, me gusta más Pedrosillano)
* 400 gr de espinacas (una bolsa que ya vienen las hojas separadas de los tallos, o un manojo, no valen congeladas)
* Una cebolla
* Un pimiento verde italiano pequeño
* Un tomate bien maduro
* Una rebanada de pan
* Un diente de ajo
* Tres huevos
* 15 gr de harina
* Una cucharadita de las de café de pimentón dulce de la Vera
* Vinagre
* Sal
* Aceite de oliva virgen extra

Para las albóndigas de bacalao
* 350 gr de bacalao para desalar (son unas cuatro tajadas, también valen unas migas)
* Dos huevos
* Una cebolleta
* Un diente de ajo
* Pan rallado
* Perejil picado
* Harina
* Aceite de oliva virgen extra para freírlas

Elaboración

Tendremos el bacalao desalado. Lo desalaremos poniéndolo en agua fría y dentro del frigorífico. A las doce horas cambiamos el agua y probamos, y vamos probando cada seis u ocho horas, si son tajadas pequeñas, como ha sido mi caso, en diecinueve horas estaba en su punto. Si son migas con catorce o dieciséis horas tendréis suficiente, pero ir probando.

La noche anterior ponemos los garbanzos en remojo.

Preparamos las albóndigas de bacalao.
En un bol picamos, bien picadito, el bacalao, la cebolleta, el ajo, el perejil, añadimos los huevos batidos, nada de sal, si el bacalao lo habéis desalado bien no hace falta y vamos echando un poco de pan rallado hasta que veamos que la masa liga lo suficiente para poder hacer unas albóndigas. No os paséis con el pan rallado. Hacemos las albóndigas, las rebozamos en un poco de harina, sacudimos el exceso y las freímos. Las sacamos a un plato con papel absorbente y reservamos. No las hago muy gordas y me han salido dieciocho.

Cocemos los tres huevos y reservamos.

Lavamos y escurrimos las espinacas. Ponemos dos cucharadas de aceite en una sartén y, en crudo, echamos las espinacas y una pizca de sal. Dejamos que se hagan, a fuego de moderado a fuerte, moviendo con una cuchara de madera de vez en cuando para que no se peguen. Veréis que al principio ocupan toda la sartén y casi se salen y después se quedan en nada. A mí me gusta más hacerlas así que cocidas. Las troceamos un poco y las reservamos.

Ponemos agua en la olla a presión, unos dos litros y medio, y llevamos a ebullición. Cuando hierva el agua añadimos los garbanzos escurridos y lavados, un poco de sal y un chorrito de aceite. Cerramos la olla y desde que gira la válvula dejamos cocer veinte minutos, yo uso super rápida pero lo dejo también en la posición 1 (tradicional) veinte minutos. Cuando pase ese tiempo apagamos el fuego y dejamos hasta que podamos abrir la olla y que sigan cociendo sin la tapa puesta.

Mientras se cuecen los garbanzos ponemos aceite en una sartén y freímos la rebanada de pan y el diente de ajo y lo reservamos en el vaso de la batidora.

Picamos la cebolla y el pimiento en brunoise (cuadraditos pequeños), los rehogamos a fuego lento con una pizca de sal, en una sartén con un poco de aceite y cuando esté todo bien pochado añadimos el tomate rallado y dejamos que se haga bien el sofrito. Cuando esté en su punto añadimos los quince gramos de harina, el pimentón, un buen chorro de vinagre (yo habré echado unos 80 ml, me gusta vinagrosillo, pero mejor echar menos y al final cuando ya esté casi acabado el plato si queréis le añadís un poco más) y un par de cazos del caldo de los garbanzos (ya habremos abierto la olla y los tendremos cociendo sin la tapa).
Este sofrito lo pasamos al vaso de la batidora junto con el pan y el ajo, lo batimos todo y lo echamos a la olla donde siguen cociendo los garbanzos.

Añadimos las espinacas.

Dejamos cocer todo junto unos treinta y cinco minutos, depende de cómo vayan estando los garbanzos, añadimos las albóndigas de bacalao, dejamos otros diez minutos, rectificamos de sal y de vinagre, si fuera necesario, añadimos los huevos cocidos troceados y listo.

Está mucho más rico de un día para otro.

Un comentario »

  1. Que buenísima pinta. Aún después de una opípara comida por el cumpleaños de mi padre, con tarta y unos dulces extremeños , eres capaz de provocar meter la cuchara el el potaje. Rico

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  2. Estoy segura que te estaría súper orgullosa de tu potaje. Doy fe porque tengo la suerte de probar tu buenísima cocina. Besos

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  3. Esperanza, que buen potaje!! Nunca lo he visto así con albóndigas. Suele pasar que ahora somos nosotros los que llevamos tupper para repartir… supongo que es ley de vida 😉 Bezitos.

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  4. Laborioso pero perfecto plato de cuchara de toda la vida y menuda elaboración..

    Un beso

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  5. Qué delicia, con las albóndigas de bacalao tiene que estar riquísimo. Un abrazo, Clara.

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  6. Buenísimo este potaje. Seguro que a tu padre le encanta verte aparecer con el tupper

    Besos. Ana

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  7. Qué buena pinta y qué bien explicado!
    Este fin de semana preparo uno que en casa se vuelven locos!!
    Besos!!

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  8. Impresionante platazo de invierno. Este sí que es para los días fríos. Fantástico.
    Un abrazo

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  9. Preparar un tupper para tus hijos o para tus padres es una satisfaccion y una honra por la que sentirse muy orgullosa si encima contiene un potaje tan rico todavía más.

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  10. Ummmm que rico el potaje, me encanta con esas albóndigas de bacalao, un plato tremendo! un besito

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